
El aseo corporal es una necesidad básica para cualquier persona, la higiene del paciente encamado es primordial para su salud.
Toda persona encamada necesita recibir cuidados higiénicos cada día, sobre todo en aquellos casos con total dependencia.
Esto aumentará notablemente la comodidad del paciente y ayudará a la prevención de posibles lesiones derivadas de permanecer durante mucho tiempo acostados.
Proceder al aseo de un paciente encamado, sea en ámbito hospitalario-geriátrico o en domicilio, requiere una técnica laboriosa pero imprescindible para la propia salud del paciente.
Es importante tener paciencia, flexibilidad, amabilidad, creatividad y conocimiento de la persona a la que cuida tratando que el aseo sea un momento de placer y relajación.
Hábitos de higiene saludables
Son imprescindibles para el bienestar de la persona en cama, con esto evitamos enfermedades y fomentamos una mejor relación con el paciente.
Los profesionales sanitarios de residencias geriátricas y centros hospitalarios, siguen cada día, rigurosos protocolos de higiene.
Para las familias con personas dependientes en cama, es cuestión de habituarse a realizar la misma rutina de higiene a diario, disponiendo de todos los útiles necesarios para el aseo.
Higiene bucal
La limpieza bucal diaria es muy importante para nuestra salud, ¿sabias que existen 100 millones de bacterias por mililitro de saliva?
Nuestra boca alberga un ecosistema muy diverso, esta ingente cantidad de bacterias están formadas por hasta 600 especies microbianas diferentes.
Una deficiente higiene bucal puede crear muchos problemas, estados febriles, migrañas e incluso la perdida de dientes.
En pacientes encamados, lógicamente su atención y cuidado varía en función de la movilidad de este.
Es recomendable cepillar los dientes tres veces al día, pero al menos se debe realizar por la noche después de cenar y por la mañana antes del desayuno.
Si el encamado es dependiente total seguiremos el siguiente protocolo de actuación:
- Nos lavamos correctamente las manos y nos colocaremos guantes de un solo uso.
- Colocaremos al paciente en decúbito supino con la cabeza ladeada hacia el lado del cuidador.
- Ponemos una toalla o material impermeable bajo su boca.
- Con una gasa realizamos una torunda y la impregnamos en antiséptico bucal.
- Limpiamos toda la boca con la torunda.
- Le secamos los labios y los hidratamos con vaselina para evitar que se agrieten.
Higiene postural y cambio de pañal
Debido a su situación de movilidad reducida, es muy fácil que puedan tener lesiones por presión, LPP/UPP.
Estás lesiones son producidas entre otras diferentes causas por una postura continuada que provoca presión en un área del cuerpo, a la que termina lesionando.
Los cambios posturales del paciente son fundamentales e imprescindibles, para prevenir este tipo de lesiones.
A su vez, la humedad constante en pliegues del cuerpo también pueden ser una causa o agravar el proceso de formación de heridas.
Dicha humedad generalmente es causada por un secado inapropiado en el aseo, sudor, orina o un pañal cambiado tarde.
El cambio de pañal en paciente encamado y un correcto aseo posterior, deben realizarse con la frecuencia necesaria para mantener una adecuada higiene.
Higiene de la cama
La ropa de cama hay que cambiarla tantas veces se precise para dar confort y según las necesidades del paciente.
En casos de pacientes con problemas de incontinencia o de excesiva sudoración debemos llevar especial cuidado, la ropa de cama deberá ser cambiada siempre que estén húmedos o mojados.
Como lavar a una persona encamada
El aseo del paciente, es un momento propicio para favorecer un ambiente distendido y agradable preocupándose por su estado de ánimo, evolución de su enfermedad y revisando posibles heridas en su piel.
Para realizar un correcto aseo en cama es aconsejable que sea realizado por dos personas y se debe aprovechar para hacer el cambio de ropa en cama y del paciente.
Hay dos técnicas, baño húmedo o baño en seco.
Material Básico, baño tradicional húmedo
- Agua
- Jarro con agua templada.
- Champú o jabón líquido al ser posible con el PH adecuado para la piel y cuero cabelludo.
- Guantes
- Esponjas jabonosas
- Ropa limpia de cama.
- Tapones para los oídos o bolitas de algodón.
- Secador si fuese necesario
Procedimientos
Aseo general en cama
Debemos adecuar la habitación, evitando totalmente las posibles corrientes de aire que pudiera haber.
Comentamos con el paciente que vamos a asearlo, para que se sienta más cómodo y tranquilo.
Si es necesario, le ofrecemos toda la intimidad posible colocando mamparas a su alrededor y/o cerrando puertas.
Prepararemos todo el material y pondremos al paciente en decúbito supino y ligeramente incorporada la cabeza, aunque se deberá buscar la postura más adecuada, cómoda y segura para el enfermo.
Nos lavaremos bien las manos y nos colocaremos los guantes de un solo uso.
Cuando tengamos el agua de la palangana a una temperatura adecuada, introduciremos las esponjas y empezaremos lavándole la cara, evitando el jabón en zonas como los ojos, boca y nariz.
Cuando acabemos, nuestro compañero/a secará al paciente con una toalla.
Continuaremos, quitando la parte superior del pijama y lavaremos el cuello, torso, axilas, brazos, manos y abdomen, insistiendo en las axilas y en zonas de pliegues cutáneos como la mamaria.
Secaremos muy bien y taparemos con una toalla seca.
Debemos seguir el aseo de las extremidades inferiores, insistiendo en espacios con dificultad de acceso como los pliegues, tanto a la hora de lavar, como a la de secar.
El lavado de los genitales:
- En mujeres, se lavará la zona con la esponja jabonosa, de arriba hacia abajo. Después, aclararemos, eliminando completamente los restos de jabón y secaremos.
- En hombres, los genitales con esponja jabonosa, con el glande debemos hacer un buen lavado retirando el prepucio. Después, aclararemos hasta eliminar todo resto de jabón, secaremos y volver a colocar el prepucio.
- Siempre en ambos casos, tras el lavado de los genitales, se tira la esponja usada para el mismo.
Seguiremos, apoyándonos en nuestro compañero, haremos un cambio postural y pondremos al paciente en decúbito lateral.
Nuevamente para el cuerpo se debe utilizar una esponja nueva, lavaremos la zona posterior del cuello, espalda, glúteos, muslos y la región anal volveremos a utilizar una nueva esponja.
Secaremos bien y aprovecharemos para aplicar crema hidratante masajeando hasta su total absorción.
Al acabar el aseo, procedemos al cambio de sábanas, enrollaremos la bajera longitudinalmente hacia el centro de la cama y la iremos sustituyendo progresivamente por una limpia.
Pondremos al paciente de nuevo en decúbito supino y aplicaremos crema hidratante en el torso y abdomen.
Terminaremos de hacer la cama con ropa limpia, pondremos al paciente el pijama o camisón limpio y acicalamos.
Pacientes con vía venosa periférica, para retirar el pijama o camisón, sacaremos primero la manga en que no tiene la vía y, al ponerlo, haremos al contrario: comenzaremos por la manga en que esté la vía.
Este proceso del aseo entre el enfermero y el auxiliar es ideal para poder proceder la revisión del estado de la piel e ir curando las úlceras por presión, (UPP/LPP) o resto de heridas si fuese necesario.
Lavado de cabeza
Adecuaremos la altura de la cama geriátrica para proceder desde una postura más cómoda y segura.
Hablamos con el paciente e informamos que vamos a realizar el lavado del cabello para que este colabore si es posible.
Pondremos al paciente en decúbito supino con la cabeza ligeramente hiperextendida, mirando hacia el techo y le quitamos la almohada.
Para facilitar mucho nuestra labor, utilizaremos un sistema de lavacabezas.
Con delicadeza levantaremos levemente la cabeza para colocar el accesorio lavacabezas.
Colocaremos una toalla bajo cuello y espalda para evitar que se moje, echaremos sobre la cabeza del paciente el agua del jarro y aplicaremos el champú, friccionando con las yemas de los dedos el cuero cabelludo.
Aclararemos y efectuaremos un segundo lavado. A continuación, secaremos muy bien con una toalla y, si procediese, usaríamos el secador.
Para finalizar, peinaremos y aplicaremos un poco de colonia.
Aseo en seco
El uso de este tipo de aseo, es muy rápido, eficaz y cómodo tanto para el paciente como para el cuidador.
Sobre todo es menos agresivo que el aseo húmedo al no humedecer al paciente.
La humedad es una de las cuatro principales enemigas para las lesiones o escaras, además es frecuente que obsesionados con el secado irritamos la piel dando como consecuencia una lesión por fricción.
Con el lavado en seco, no friccionamos la piel al no necesitar toalla para el secado.
Existen todo tipo de útiles para la higiene en seco, como paños, toallitas, geles y champús para una limpieza completa, rápida, simple y efectiva, sin irritar la piel aún siendo la zona más sensible del cuerpo.
Además, conseguimos suavizar y perfumar sutilmente la piel, con la gran ventaja que evitamos derramar agua sobre la cama.
Confort y seguridad
Como hemos comentado en párrafos anteriores, es vital para la salud de cualquier usuario mantener un buen «mantenimiento corporal».
Pero además de cuidar y mantener aseado al encamado, es muy importante que descanse bien y con seguridad.
Sobre todo en aquellos casos de pacientes con escasa o nula movilidad están indicadas las camas elevables.
Estos sistemas de descanso ayudan a un sueño más efectivo y seguro, siendo también un gran aliado para las personas encargadas de los cuidados del discapacitado.